Suelo decir con un poco de retranca que la vida del turista
es muy dura. Si ademas eres aficionado a traerte unas fotos de recuerdo y si
ademas un adepto a este "arte", la cosa aun es peor.
Pese a que un verdadero aficionado asegurará soportar lo que
le echen, los madrugones y las esperas a las ultimas luces pueden derrotarnos
físicamente y pese a ello, no siempre sera posible llegar a aquellos sitios que
nos interesan en la mejor hora y con las mejores luces.
Una mala foto siempre lo será, pero cuando su defecto
principal es la dureza de la luz, la profundidad de sus sombras o la ausencia
de ellas o incluso un defecto de encuadre, pueden mejorar, incluso hasta
dignificarse mediante unos sencillos pasos en un programa de edición.
Iré dejando en este modesto blog algunos ejemplos de lo que
digo con las fotos tal cual salen de la cámara y la versión editada
y si alguien de Granada o su entorno tiene interés en
aprender unas nociones básicas que no dude en contactarme y algo podremos hacer
En este primer ejemplo recurro a un paisaje de mi tierra muy
querido por los aficionados, un terreno que con las doradas luces del atardecer
se pone espectacular pero que en el momento en que yo pude hacerla, la mañana
ya había avanzado mucho, el sol estaba alto, lo que propiciaba sombras
profundas y un color poco vistoso en comparación con los rojos y amarillos que
se pueden contemplar en el momento de luz adecuado.
La misma foto una vez editada.
El cambio ha sido muy llamativo y no obstante, los pasos
dados apenas han llevado cinco minutos y aunque la luz tiene el matiz de la
mañana avanzada, el resultado es bastante satisfactorio si la comparamos con la
original.
Espero que os guste
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